Desde hoy hasta que finalice la semana, las miradas del baloncesto nacional estarán en una de las ciudades más bonitas de nuestro país. Granada, con su Alhambra presidiendo en lo alto, con su Mirador de San Nicolás, sus teterías y la Calle Elvira, acogerá a ocho aficiones que tienen un sueño común: levantar la Copa del Rey en la gran final.
Unos tienen más presión que otros, eso sí. Real Madrid y FC Barcelona, como siempre, parten con favoritismo por infraestructura, tradición y, por supuesto, por chequera. Pero este año es diferente. No estará Unicaja, Gran Canaria, Baskonia... históricos que han dado paso a la nueva hornada de "grandes humildes" que sueñan más que nadie. Breogán, Manresa y, por supuesto, UCAM Murcia.
Con la duda de Sito Alonso en el banquillo, el plantel universitario se ha ganado hacer historia por méritos propios. Aun sin acaparar los focos (ni de los "grandes" ni de los "grandes humildes", que se han centrado en Moneke y en Manresa), los murcianos llegan sin presión pero con ganas y hambre. Algunos tachan de violento el esfuerzo, de ilegal lo incansable y de feo lo meritorio. Desde el Palacio de los Deportes solo se sabe una cosa a ciencia cierta: esta "dura" familia ha hecho historia y sueña con seguir haciéndola.
A UCAM Murcia le espera Granada, y un viejo conocido como Valencia Basket. Nadie da opciones a UCAM Murcia, lo que no puede hacer sino beneficiar a los de Sito. El trabajo ya está hecho, la recompensa es disputar la Copa del Rey. Pero ojo, eso no significa regalarla a cualquier precio. Granada podrá ver lo que se cuece en el vestuario del Palacio de los Deportes. Una ciudad tan de baloncesto, y que huele a que pronto volverá a ACB, no podía perderse el espectáculo de estos mal bautizados "bad boys" por algunos.
Desde la FBRM no podemos más que felicitar a UCAM Murcia por su temporada, acompañarles en esta cita histórica y disfrutar del baloncesto sobre el parqué granadino. Los universitarios tendrán gargantas en la grada y detrás de las pantallas de toda una Región que les anima, les alienta y les apoya. Ya lo que dicte la pista habrá que jugar para verlo.