El baloncesto, más allá de lo meramente deportivo, transmite valores. Es, quizá, una de las disciplinas más educativas. El respeto, el compañerismo, la ayuda, el apoyo… todo lo vemos fin de semana tras fin de semana en las canchas. Y al final, esos valores adquiridos son los que los jóvenes acabarán desarrollando en un futuro.

La protagonista de hoy engloba todos los valores positivos del baloncesto. A pesar de su juventud, pues esta misma semana cumplió 19 años, tiene la cabeza bien amueblada y las ideas claras. Antepone la diversión y la sociabilidad que le aporta el deporte a exigencias o calentamientos de cabeza más estresantes. Y demuestra mucha madurez.

Leire Zapata (2002) formó parte de las “Junior de Oro” que consiguieron hacerse con el título en el año 2018, en una final igualadísima ante UCAM Murcia que se llevaron las pimentoneras por solo dos puntos (58-60) en un Pabellón Andrés Francés de Alcantarilla a reventar. Y de ahí a vivir la experiencia del Campeonato de España. Pero no nos adelantemos.

Leire empezó pronto en el mundo de la canasta, dando sus primeros pasitos (si se descuida, casi literalmente) en Jesuitinas: “Empecé en Jesuitinas con seis años, pasé al CB Murcia y de ahí a Santomera. Siendo alevín volví a Jesuitinas, después a UCAM Murcia de nuevo y de ahí a Myrtia, lo que ahora es el Real Murcia Baloncesto que es mi club actualmente”.

Su pasión por el baloncesto viene de un hecho bastante claro: aprendió a caminar entre casa y pabellones de baloncesto: “Mi padre jugaba a baloncesto, y mi hermana empezó a jugar. Desde muy pequeña iba a ver a mi hermana. La veía disfrutar mucho y ahí fue cuando empecé a jugar, y aquí sigo”.

Leire ensalza la importancia de hacer deporte y lo que le aporta: “Siempre me ha gustado hacer deporte, y lo necesito en mi día a día. Es un hobby que acaba convirtiéndose en algo esencial, que me ha permitido conocer a mucha gente que a día de hoy son amigos y amigas. Soy muy competitiva y disfruto mucho jugando en equipo y, por supuesto, ganando”.

Su actual entrenador en el Real Murcia tiene la culpa de todo lo bueno que le vino en 2018: “Fue gracias a Félix Laporta, me animó a entrenar con el equipo junior siendo cadete de segundo año. Todos me arroparon y me acogieron muy bien, me sentí una más y el equipo fue creciendo poco a poco. El título lo ganamos por la unión del vestuario”.

Un partido que nunca olvidará: “Recuerdo que la final estuvo muy igualada, solo ganamos de dos puntos. Cuando terminó el partido y miré el marcador, solo podía llorar de emoción y de alegría. Va a ser una de las experiencias que nunca voy a olvidar”.

A pesar de ser cadete de segundo año, Félix Laporta valoró su trabajo y formó parte de la plantilla que viajó a Huelva a disputar el Campeonato de España: “Uno de mis sueños siempre ha sido ir al Campeonato de España, y no me imaginaba que iba a cumplirlo y menos aún con el equipo Junior. Fue una experiencia genial, con un equipazo y que fue posible gracias al apoyo del club y de nuestras familias. No olvidaré el ambiente, el competir contra los mejores equipos de España, representar a la Región… es algo muy especial”.

No imagina su vida sin baloncesto: “Es un deporte en equipo que se basa en el respeto y compañerismo. Es imposible contar todas las sensaciones que te aporta; hay positivas y negativas, pero ganan las positivas sin duda. El baloncesto me genera felicidad y satisfacción”.

La jugadora pimentonera valora el trabajo que se está haciendo por el baloncesto de la Región de Murcia, aunque cree que aún hay un camino que recorrer. Especialmente en las secciones femeninas: “Estoy muy contenta de que el baloncesto murciano esté en auge. Hay muchos clubes que apuestan por el baloncesto femenino, pero aún queda mucho por hacer porque otros no tienen secciones femeninas o no están muy trabajadas. Por eso, la carrera de la jugadora de baloncesto es más corta porque las que seguimos tenemos que sacrificarnos de una forma u otra, porque tenemos que compaginarlo con los estudios o con el trabajo”.

Cada vez más, el baloncesto femenino aumenta en seguidores, inversión, patrocinadores, y licencias: “Estamos en un momento muy bueno, y esperemos que no se quede aquí. Ojalá los clubes apuesten por el deporte femenino, que los patrocinadores apuesten por ello y que lleguemos a tener las mismas oportunidades que el baloncesto masculino. Si todos los estamentos se unen y ponen de su parte, seguro que un día lo conseguiremos”.

Leire tiene un sueño en su carrera deportiva, pero también los pies en el suelo: “El sueño de toda jugadora es llegar a lo más alto, pero siendo sincera no me veo llegando a la élite. Me centro en el presente, en disfrutar ahora y dar lo mejor de mi en mi equipo. Ojalá esto dure muchos años, y los que tengan que ser solo los concibo disfrutando en la pista, con mis compañeras y dentro del club”.